Hadas y duendes Tarot
Diferencia entre Angel y Amigo Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna. Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios. Un ángel tiene la obligación de cuidarnos. Un amigo nos cuida por amor. Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas. Un amigo te ayuda a resolverlos. Un ángel te ve sufrir, sin poderte abrazar. Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir. Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías. Un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías. Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche. Un amigo te escucha, sin decirle que lo necesitas. Un ángel, en realidad es parte de tus sueños. Un amigo, comparte y lucha por que tus sueños, sean una realidad. Un ángel siempre esta contigo ahí, no sabe extrañar. Un amigo, cuando no esta contigo, no solo te extraña, también piensa en ti. Un ángel vela tu sueño. Un amigo sueña contigo. Un ángel aplaude tus triunfos. Un amigo te ayuda para que triunfes. Un ángel se preocupa cuando estas mal. Un amigo se desvive porque estés bien. Un ángel recibe una oración tuya. Un amigo hace una oración por ti. Un ángel te ayuda a sobrevivir. Un amigo vive por ti. Para un ángel, eres una misión que cumplir. Para una amigo, eres un tesoro que defender. Un ángel, es algo celestial. Un amigo es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la vida, el amor y la amistad. Un ángel quisiera ser tu amigo. Un amigo, sin proponérselo, también es tu Angel.
24.8.09
El circulo celta del arraigo
El círculo celta del arraigo
En la poesía celta campean el color, la fuerza y la intensidad de la naturaleza. En sus bellos versos reconoce el viento, las flores, la rompiente de las olas sobre la tierra.
La espiri¬tualidad celta venera la luna y adora la fuerza vital del sol. Muchos antiguos dioses celtas estaban próximos a las fuentes de la fertilidad y el arraigo. Por ser un pueblo próxi¬mo a la naturaleza, ésta era una presencia y una compañera. La naturaleza los alimentaba; con ella sentían su mayor arrai¬go y afinidad. La poesía natural celta está imbuida de esta calidez, asombro y sentido del arraigo. Una de las oraciones celtas más antiguas se titula La coraza de San Patricio; su nom¬bre más profundo es La brama del ciervo. No hay división en¬tre la subjetividad y los elementos. A decir verdad, son las mismas fuerzas elementales las que dan forma y elevación a la subjetividad:
Amanezco hoy
por la fuerza del cielo, la luz del sol,
el resplandor de la luna,
el esplendor del fuego,
la velocidad del rayo,
la rapidez del viento,
la profundidad del mar,
la estabilidad de la tierra,
la firmeza de la roca.
Amanezco hoy
por la fuerza secreta de Dios que me guía.
En el mundo celta reman la inmediatez y el sentido del arraigo. Su mentalidad veneraba la luz. Su espiritualidad emerge como una nueva constelación para nuestra época. Estamos solos y perdidos en nuestra transparencia ham¬brienta. Necesitamos con urgencia una luz nueva y dulce donde el alma encuentre refugio y revele su antiguo deseo de arraigo. Necesitamos una luz que haya conservado su afinidad con las tinieblas, porque somos hijos de las tinie¬blas y de la luz.
Siempre estamos viajando de las tinieblas a la luz. Al principio somos hijos de las tinieblas. Tu cuerpo y tu cara se formaron en la benévola oscuridad. Viviste tus prime¬ros nueve meses en las aguas oscuras del vientre de tu ma¬dre. Tu nacimiento fue un viaje de la oscuridad hacia la luz. Durante toda tu vida, tu mente vive en la oscuridad de tu cuerpo. Cada uno de tus pensamientos es un instante fu¬gaz, una chispa de luz que proviene de tu oscuridad inte¬rior. El milagro del pensamiento es su presencia en el lado nocturno de tu alma; el resplandor del pensamiento nace en las tinieblas. Cada día es un viaje. Salimos de la noche al día. La creatividad nace en ese umbral primero donde la luz y las tinieblas se prueban y se bendicen entre sí. Sola¬mente encuentras equilibrio en la vida cuando aprendes a confiar en el fluir de este ritmo antiguo. Asimismo, el año es un viaje con el mismo ritmo.
Los celtas eran profunda¬mente conscientes de la naturaleza circular de nuestro via¬je. Salimos de la oscuridad del invierno a la promesa y la efervescencia de la primavera.
En definitiva, la luz es la madre de la vida. Donde no hay luz, no hay vida. Si el ángulo del Sol se apartara de la Tierra, desaparecería la vida humana, animal y vegetal que conocemos. El hielo cubriría la corteza. La luz es la presen¬cia secreta de lo divino. Mantiene despierta la vida. Es una presencia nutricia. Despierta el calor y el color en la natura¬leza. El alma despierta y vive en la luz. Nos ayuda a vislumbrar lo sagrado en lo profundo de nuestro ser. Cuando los seres humanos empezaron a buscar el significado de la vida, la luz se convirtió en una de las metáforas más vigorosas para expresar su eternidad y hondura. En la tradición occidental, como en la celta, se suele comparar el pensamiento con la luz. Se consideraba que el intelecto, en su luminosidad, era el asiento de lo divino en nuestro interior.
Cuando la mente humana empezó a explorar el si¬guiente gran misterio de la vida, el del amor, también utili¬zó la luz como metáfora de su poder y presencia. Cuando el amor despierta en tu vida, en la noche de tu corazón, es como un alba en tu interior. Donde había anonimato, hay intimidad; donde había miedo, hay coraje; donde reinaba la torpeza, juegan la gracia y el donaire; donde había aris¬tas, ahora eres elegante y estás en sintonía con el ritmo de tu yo. Cuando el amor despierta en tu vida, es como un re¬nacer, un comienzo nuevo.
Fuente:Anan Cara //El libro delos Celtas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario